Como no podía ser de otra manera –y eso se le nota en casi todo–, García Martínez (José) nació en Jumilla. Eso debió de ser el 7 de octubre de 1940, por lo que es Libra y eso lo condiciona.

Acuciado por la tradición familiar para que se dedicase a la industria y el comercio, se vio obligado a sacar el título de Profesor Mercantil. Pero lo suyo era la cosa periodística, pues, a los diez años, en la Emisora Parroquial de su pueblo, anduvo ya molestando a los radioyentes, como se les llamaba entonces, hasta que decidió hacerlo en Madrid, mientras estudiaba la carrera de Periodismo, que, como es notorio, no sirve para nada. Algo así sucede con los pintores y los músicos. Por eso no ve que sea del todo irracional que algunos amigos digan de nombrarlo académico (correspondiente, no, por favor, ya que se ponen), sino de esos de número).

Allá en la Corte, mientras hacía como que estudiaba, se zambulló en el ámbito de los que hoy denominan “medios”. Colaboró ampliamente en las páginas de huecograbado del Ya, con series dedicadas a los señores que habían ganado la Laureada famosa de San Fernando (esta novelada) y a los humoristas más renombrados de la época. También llevó a cabo entrevistas, unas para el papel (el ya mencionado Ya, Informaciones o el diario Madrid) y revistas como Fotos y La Gaceta Ilustrada. Otras fueron para la radio. En los inicios de la COPE, ideó y llevó a buen término un programa nacional de variedades. Entrevistó para el mismo a personajes famosos: Joaquín Rodrigo, Lola Membrives, La Duquesa de Alba, Concha Velasco, Luis
Prendes, José María Rodero y muchos más.

En medio de todo esto, lo putearon bien puteado haciendo la mili “voluntario” y encontró una novia que luego resultó ser muy aparente. Acabó la carrera en la Escuela de Periodismo de la Iglesia, la convalidó con la Oficial –engañó al tribunal cuando cambió el número de la bola del bombo que le había caído– y se hizo incluso licenciado en Periodismo en la Complutense, gracias a las facilidades que le diera el entonces decano (y murciano) Pedro Farias. De modo que, tocante a estudios, carece de méritos.

Hay que concluir que se trata más de un autodidacta, que se conoce que lo parieron para este negocio.

Desde el principio, tenía decidido venirse a Murcia: por no andar a codazos con los colegas del complicado Madrid, y por ayudar, si podía, a la gente de acá. Cosa, esta última, que tampoco parece haber dado muchos frutos, visto lo del Trasvase.

Intentó hacer siempre un periodismo diferente, personal y murcianístico –hasta donde le fuera posible– y aportar algo relativamente novedoso. Tal sucedió con La Verdad Joven, una página diaria de información infantil, que mereció el Premio Nacional de Periodismo nunca concedido a una publicación murciana.

Tiene muchos premios, pero no se acuerda ya de ninguno. La búsqueda de reconocimiento era cosa de la juventud.

Y esta es, más o menos, su producción periodística y literaria:

Libros:

– A estribor, la Costa Blanca
– Avisos a Monseñor
– Tabernas de Murcia
– Gente de Murcia (I)
– El Libro del Verano
– El Limón y la Sardina
– Gente de Murcia (II)
– La Zarabanda. Antes y después del chocolate
– Mirlo Seis-Cinco

Secciones de periódico originales:

– Chirigotas de 7 días
– Breviario de García
– Viendo a ver
– La Verdad Joven
– Revista “Cruz y Luna”
– Desde la Pajarera
– Por Cartageneras
– La Entrevista Impertinente
– La Zarabanda.

Cuentos:

– Uno publicado en ABC (inspirado en el pintor Párraga). Otro en “Barcarola”. Y un tercero inédito.

Colaboraciones:

– En “Hermano Lobo” y en “Interviú”

Grandes reportajes:

– “La bomba de Palomares”
– “Niños envenenados en el Carril de la Farola”
– “Murcianos en Cataluña”
– “Viaje al secano de Murcia”